Los trampantojos son un acción vinculada a la creatividad y hace un tiempo, he descubierto uno muy original.
Realmente los trampantojos son conocidos por el sector de la cocina. Juegan a hacernos creer que vas a comer un alimento que en realidad está hecho con otro. La pastelería es top gastronómico de los trampantojos. Si no sabes aun a qué me refiero es al caso concreto de simular un huevo frito usando medio melocotón en almíbar con nata. Es la versión más burda.
También me he encontrado trampantojos en el mundo de la construcción. Concretamente en edificios antiguos donde a la hora de “decorar” las instancias interiores, simulaban en los finales de pasillo que había más pasillo. O alguna habitación que pareciera más amplia por alguna zona. Realmente es un efecto óptico que se hace mediante el dibujo en la pared.
Sin embargo, el espíritu de los trampantojos y su faceta creativa puede llevarse a otros muchos planos y tener muchas utilidades. Son un engaño al sentido de la vista que podemos detectar con cualquier otro sentido. O en algunos casos cambiando el punto de vista, la posición de la perspectiva.
Este caso que os quiero comentar en la hoja del cuaderno me parece muy original y creativo. Tengo que introducir primero el concepto de vehículo camper. Un vehículo camper, en su mayoría furgonetas, son vehículos que han sido adaptados para convertirse en autocaravanas. Quizás un escalón más bajo, vehículos adaptados para poder dormir en su interior y realizar actividad habitacional básica.
Desde hace unos años hacia acá, (2016) ha surgido cierto auge por este tipo de vehículo y especialmente por prepararlo o convertirlo tú mismo en un vehículo camper. Obra máxima del bricolaje. Que posteriormente se transforma en hacer viajes sin mucho rumbo fijo para vivir una aventura. Algunas personas lo transforman en su nueva filosofía de vida.
Por si aun no te has dado cuenta, esto es lo que nos ocupa en la imagen que acompaña este texto. Una furgoneta de reparto de la empresa Matutano que también es de la marca Lays. (wikipedia) Los vehículos oficiales de la empresa son así. El truco es que está camperizada de forma muy fina y cuidada. Apenas tiene cualquier detalle exterior que identifique esta camperización. Yo lo descubrí por el ventanuco del techo para ventilación. Me llamó la atención y me fijé más en la pequeña apertura que quedaba en la puerta. Después, me cercioré de que realmente hoy en día la marca Matutano, al menos por mi zona, los vehículos de reparto ya no son furgonetas sino camiones ligeros.
Aquí, la gracia del trampantojo está en que ha usado un vehículo de segunda mano pero le ha mantenido intencionadamente los logos de las marcas oficiales que tenía en su origen. ¿Para qué los querrá? Mucha gente compra vehículos industriales o de otros usos como ambulancias, porque ya vienen con parte del trabajo de camperizado hecho. Pero siempre le quitan los logotipos y marcas identificativas.
En este caso, eso ayuda a generar los trampantojos. Especialmente de cara a las autoridades. Al estar totalmente exenta de detalles de ese cambio de uso. La persona propietaria de la camper matutano, la voy a llamar así. Aprovecha para detenerse y aparcar, espero que puntualmente en zonas de carga y descarga.
Ya que vista desde fuera y sin fijarte, es totalmente un vehículo comercial de algún reponedor de la marca. A mi criterio, un movimiento muy ágil para poder estar en el centro de algunas ciudades donde el parking está imposible. Y por unas horas tiene esos espacios disponibles. Evitemos el posible dilema moral sobre realizar esta práctica. Yo considero desde la perspectiva creativa, que esta estrategia es bastante buena. Le falta el punto de que en cuanto vean la matrícula se descubrirá que ya no es un vehículo de reparto ni que tiene solicitado el permiso de carga y descarga, pero como intento está de 10. Buena jugada el tirar de trampantojos para beneficio propio.