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Creatividad con criterio

La creatividad se ve como ese caos loco que más tarde que pronto termina generando una respuesta que sobresale de la norma, que es especialmente llamativa, que atrae, que es útil, que encaja en lo que se necesita.

Creatividad con criterio, blanco y negro, ramas.
El orden y el desorden by Bachmont (Flickr)

La creatividad por muy loca que sea, por mucho de inspiración e improvisación que tenga, al final cuando funciona es porque sigue un criterio, unas directrices.

Este punto es donde se diferencia a las personas creativas de verdad de las que simplemente prueban suerte. La creatividad al igual que otras muchas cosas, lleva detrás una serie de mecanismos y reglas que hace que la propuesta que surge tenga un fín, cumpla una misión y alcance unas expectativas. La creatividad no deja de ser una disciplina más y por ello requiere de un sistema de trabajo de fondo para encauzarla y hacerla productiva.

El secreto es llegar a ese sistema e identificarlo. No siempre tiene que ser lógico a primera vista ni tiene que ser rígido o cuadriculado. Puede ser un sistema asistemático, flexible y de estructura orgánica. No es que pueda, es que es así.

Pero es un sistema muy complejo que se adapta a las circunstancias donde se trabaja. Es como un fluido, es como agua, que toma la forma del recipiente que la contiene.

Un ejemplo muy bueno es la cocina. Hacer lo que se puede llamar “cocina creativa” es tremendamente sencillo, basta coger diferentes alimentos y mezclarlos.

Digamos que partimos de unos filetes de pechuga a la milanesa. La versión más simple de este plato es un filete de pechuga de pollo, que se mete en huevo batido y justo después se reboza en pan rayado.

Añadiendo cualquier otro producto a este proceso estarás poniendo en marcha tu creatividad. Si buscas por Internet a cerca de este plato hay mil historias. Usar el criterio en la creatividad gastronómica, es por ejemplo el momento en el que decides añadir al pan rallado hierbas aromáticas. Generalmente algunas hierbas aromáticas como perejil, romero o incluso ajos, son productos que combinan bien. El criterio para usar estos condimentos suele ser que por experiencia se sabe que los sabores encajan, o por gustos personales. Precisamente por gustos personales es cuando más se puede descubrir la creatividad. En este caso, hay un criterio que es muy personal, qué es el gusto de cada uno. Y al hacer la prueba es cuando se corre el riesgo de que salga bien o salga mal, de que guste o no. Muchos cocineros se basan precisamente en esto, pero casi siempre parten de la base de que en su cabeza combinan los sabores y piensan que puede salir bien. Como prueba, puede resultar interesante añadir a la milanesa cacao en polvo. Si te gusta el chocolate y acertando en las proporciones adecuadas, puedes tener una pechuga empanada con un toque a cacao. Es una apuesta arriesgada y su acierto o fallo depende únicamente de si al comensal le gusta o no el cacao y lo intenso de dicho sabor en el plato.

Siguiendo en la cocina, que da mucho juego, si quieres ponerte a innovar y no tienes ningún criterio pero algo de destreza y conocimiento, lo más probable es que pases de combinar alimentos a hacer algo más, puedes jugar a utilizar diferentes elaboraciones o procesos de cocinado a alimentos que habitualmente no los tienen. Ahora viene una máxima aplicable a muchas situaciones y que no deja de funcionar.

Cuanto más complejo sea algo, más posibilidades de que salga mal o se estropee tiene.

Con estas acciones estamos sobrevolando la cocina de vanguardia más elitista. Desde platos ultra refinados con mil elaboraciones que termina siendo comida pequeña en plato grande, hasta la cocina más creativa de andar por casa, las guarridongadas. En este último caso, es lo típico de mezclar cosas de andar por casa que pocas veces se te ocurriría hacer. Para adentrarte en el mundo de las guarridongadas, lo mejor que puedes hacer es buscar al cocinero David de Jorge, (ver aquí) el cocinero que las ha popularizado y dado un lugar en la cocina profesional.

¿Te da miedo el resultado? Quizás es por que estés en la buena dirección para hacer innovación. Pero esto es otro tema que ya lo comenté en otra hoja de este cuaderno. En esta concretamente.

Aquí lo que quería destacar es que la innovación necesita de sus propias reglas.