Todo en esta vida tiene dos partes teoría y práctica.

Teoría del Movimiento by Gabriel S Delgado C. (flickr)
En esta hoja de cuaderno os voy a hablar de estas dos partes dentro de la innovación y la creatividad. La parte teórica es muy fácil de encontrar, incluso yo mismo tengo hojas sobre estrictamente contenido teórico. Sin embargo, en estos campos no sirve de nada la teoría, hay que ponerse manos a la obra. En este sector, cobra más fuerza la frase: “Que haya funcionado en el pasado no significa que funcione ahora.”
Y al revés también pasa, hay muchas ideas de negocio que actualmente sí que funcionan. Sin embargo, en el pasado se han hecho y no han funcionado.
Yo mismo, tengo la experiencia personal de haber puesto proyectos en marcha y no me funcionaron y ahora, un tiempo después, esas ideas de negocio tienen una gran tracción y son bastante populares. (No era mi momento o no supe conjugar la teoría y práctica de emprender)
Por ello, ¿qué pasa con la teoría? La teoría debe ser una guía o orientación sobre que hacer a nivel práctico, pero nunca los pasos a seguir estrictamente.
En el ambiente de startups y de innovación, a nivel de gestión de proyectos, se suele hablar mucho de los spring. Son procesos de validación de hipótesis mediante ensayo y error que se realizan de forma reiterativa y “muy rápido”.
Aquí solo se pueden dar dos posibilidades: Que se confirme la hipótesis o que no. Lo peligroso es cuando no sé válida la hipótesis. La teoría dice que entonces hay que volver a pensar la hipótesis y ver cuál es el factor que ha fallado. Este hecho nos lleva a un bucle sin fin que puede acabar con todo el presupuesto.
Esto en la práctica se complica bastante. Sí el proyecto genera ingresos, por poco que sean, hay que intentar mantener esa línea de negocio. Haz los ensayos con una línea paralela. Si es startups total, que no sabes cómo se generan ingresos y es lo que se está probando, mi consejo es siempre poner un límite máximo. Hacer pruebas que sean completamente diferentes. Pero hacerlo siempre con un porcentaje del presupuesto que se tenga.
Una vez hechas las pruebas opuestas, el resto del presupuesto se puede destinar a afinar los cambios en las pruebas. Aunque el pensamiento de esta filosofía sea probar rápido y barato, no hay que precipitarse y entrar en una dinámica autodestructiva para el proyecto. En algunos sitios, en la teoría explican que se deben hacer pequeñas pausas entre espines. En esas pausas, lo que debes realizar es analizar cada experimento. Yo siempre propongo no hacerlo de forma exhaustiva puesto que se puede llegar a la parálisis por análisis. Uno de los grandes problemas del emprendimiento, es no lanzar un producto hasta que su promotor/a no está totalmente convencido de que ha hecho el mejor producto para el mercado. (No trabajar el producto mínimo viable)
Según mi experiencia, la parte práctica de este concepto se lleva a cabo de forma algo diferente. Con la distancia que da saber que es un experimento, que las personas que lo prueben, digan ellos su análisis de tu producto o servicio. Que saquen sus propias conclusiones de por qué no funciona o por qué si funciona. Una vez que tengas esta información, podrás compararla con tus hipótesis de partida. De la combinación de ambas opciones surgirá el siguiente paso a dar.
En el caso de que no llegues a ninguna conclusión clara, no consigas tracción en el mercado, o la innovación no llegue a su objetivo, ten autocontrol. Como digo muchas veces en mis ponencias y talleres, la frase de “Quien no arriesga no gana” es la que hace que los casinos de Las Vegas lleven sobreviviendo 50 años en mitad del desierto. Ahora conoces mi opinión y experiencia sobre la teoría y práctica a la hora de emprender o gestionar proyectos.
Si eres una persona emprendedora o innovadora, debes asumir que a veces se gana y a veces se pierde. No te preocupes porque más pronto que tarde tendrás un nuevo proyecto entre manos.
La teoría está muy bien y existen mil herramientas. Pero lo importante no es el cómo se hace o que se usa, sino el resultado que se obtiene. Esto hablando de startup o de emprendimiento, es facturar y vender.