Si, existe una creatividad mala. En realidad no es mala la creatividad, sino el uso que se hace de esta.
Siempre he dicho y defendido la teoría del cuchillo. Un cuchillo no es ni bueno ni malo. Si se lo das a un asesino, seguramente será un arma y por tanto malo. Mientras que si se lo das a un cocinero, será una herramienta para hacer cosas maravillosas y será algo bueno.
Como también soy de defender la teoría de que ocultar las cosas no hacen que desaparezcan, en esta hoja se me ha ocurrido que voy a hablar sobre algunos de los usos negativos de la creatividad. Que esto también tiene debate, ¿qué es un uso negativo? Pues según quién lo mire será negativo o positivo. Quién usa la creatividad para aprovecharse de una situación lo verá como positivo, quién sufre las consecuencias, negativo. O quizás no, os lo explico con este caso práctico.
Hay muchos ejemplos para ver esto de la creatividad mala, pero como se puede mal interpretar como que estoy promoviendo el realizar actos moralmente cuestionables o algún delito, los casos “divertidos” los dejo para la privacidad de los cursos y talleres de creatividad. Aquí os comparto el que ha salido en medios y se considera arte.
Es un ejemplo muy visual que ya he comentado en alguna que otra ocasión. Nuestra dependencia hacia la tecnología nos hace tenerle fe ciega y no cuestionarnos nada de lo que nos diga. De ahí vienen los casos de gente que termina con el coche enganchado en escaleras, dentro de lagos, en calles peatonales estrechas, etc, porque “es lo que decía el navegador GPS”.
Precisamente hablando de navegadores GPS, la creatividad del artista Simon Weckert, hizo que fallara la aplicación de Google Maps. Creando atascos del tráfico donde realmente no había coches. Esta acción te puedes imaginar que realmente afecta a multitud de personas puesto que cuando usas la app, te intenta llevar por rutas alternativas para evitar atascos. Potencia el criterio de la ruta más rápida. Además de que muchos servicios públicos también basan sus decisiones y procesos en esta información pública.
Simon Weckert, lo único que hizo fue coger un carrito y meter en él 99 móviles con la configuración de datos de ubicación activada.
Se paseó por una calle y generó un atasco. Literalmente podemos decir que hackeó a Google. Añado el punto de que lo hizo justo en la calle donde está ubicada la sede de Google en Berlín. Algo que podían haber descubierto simplemente mirando por la ventana.
En cambio Google esto no lo vio como una mala praxis o algo negativo. Al menos públicamente (pero imagino que es una reflexión real). Según dijeron días después, este hecho creativo les pareció apasionante. Les gusta que la gente use sus herramientas de forma creativa, porque esto les ha servido para aprender acerca de su herramienta, porque para ellos, esto es un reto para mejorar el servicio.
En la respuesta a este hecho, presumen de que son capaces de distinguir cuando un móvil va en coche o en moto, en bici, etc. Sin embargo, obviamente, no vieron lo extraño de que todos los móviles estuvieran juntos (en menos de 1 metro) en la misma calle y se movieran de forma conjunta y simultánea. En cualquiera de los casos, estoy seguro que les sirvió para revisar las casuísticas a valorar e interpretar por el algoritmo para ofrecer los resultados más óptimos. Aquí, una noticia que resume toda la acción.
Como veis, se cumple mi teoría de que la creatividad y en general cualquier cosa, es buena y mala según lo quieras enfocar. Problema u oportunidad. La creatividad mala está ahí, pero de cada cual depende transformarla en una acción que sea positiva. Quien la usa para hacer el mal, está aportando al otro la oportunidad de crear mejoras. En el fondo esto es una batalla de pensamiento lineal contra pensamiento lateral. (leer sobre pensamiento lateral, hoja 42)