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Creatividad en la formación

El proceso de enseñanza es seguramente de las cosas más inmutables de las que realiza el ser humano. Avanza mucho tecnológicamente, pero nada técnicamente.

Aula o clase tradicional
clase by Rufino (flickr)

Una clase de hoy en día sólo se diferencia de una de hace 300 años, por la tecnología que hay dentro, no por la forma de transmitir conocimiento.

En ese concepto la creatividad juega un papel crucial. Ahora que está moda pedir cambios en la educación y en el sistema de enseñanza es el momento idóneo para hacerlos también en profundidad.

Es más importante abandonar el sistema donde un formador o formadora entra en un aula y vomita su clase de memoria frente a un aula tipo teatro que dichos alumnos tengan el último equipo tecnológico o que la evolución de las clases magistrales de: papel, pizarra, lámina de acetato, powerpoint y prezi.

Si eres formador, docente, profesor/a y lees estas líneas, espero y deseo no dejarte indiferente, para bien o para mal. Incluso casi mejor para mal, si te sientes identificad@ y atacad@ casi mejor, porque sé que solo por llevar la contraria de lo que vas a leer a continuación, te vas a forzar más. También acepto que quieras copiar mi estilo personal de dar clase.

Ese es mi propósito con este texto. Hay ocasiones que por ser cursos o sesiones muy demandadas los docentes dejan de involucrarse y se convierten en pasotas. No valoramos a esas personas que están al otro lado sentadas en esas sillas esperando a ver qué les contamos. Aunque bueno, al menos algo hacen bien, eso que tanto se trabaja en comunicación, transmitir. Ese docente consigue transmitir a unos niveles de admiración. Ahora lo que hay que conseguir es que transmita lo que de verdad tiene que transmitir; motivación, ganas de aprender, conocimiento. No su falta de involucración, desgana y aburrimiento.

Salvo que esté justificado por algún motivo concreto, es bueno advertir que vamos a hacer durante los próximos minutos. En la mayoría de las ocasiones, hace que el alumnado no se sienta perdido. Por supuesto cada persona tiene su estilo personal de llevar una clase, y no es mi intención hacerla cambiar. La diversidad es riqueza. Pero esta especie de avanzadilla se presta a ser trabajada con creatividad, así no solo sirve para que el alumno se ubique, sino también como oportunidad de despertar la curiosidad y crear expectación. Volviendo a un lenguaje comunicativo, es lo que en el mundo de la televisión y la radio, se conoce como cebar un contenido.

Por supuesto que ninguna persona que se dedique o se haya dedicado alguna vez a la formación ha hecho esto que he comentado, pero seguro que al igual que yo has sufrido como alumno en innumerables ocasiones, en cursos, seminarios, masterclass, etc… la siguiente situación.

Llega una persona con más o menos gracia. Saluda, se presenta, hace algún chascarrillo para romper el hielo y tira de “powerpoint”. Si se considera moderno usa un “prezi” o incluye algún vídeo durante su exposición. Así hasta que da por finalizada la sesión.

Me reitero en lo anterior, creemos que ser innovadores en la formación es usar la última tecnología.

Perdón por la expresión, pero la formación es como el sexo, si se cae en la rutina es la muerte de la relación docente-clase. Hay que salir de esa rutina para conseguir hacer clases impactantes, para que los alumnos se queden con ganas de más, para que no sea un discurso en el desierto. Hablar es muy sencillo, ¿cómo conseguirlo? Usando la imaginación y la creatividad.

Si sigues leyendo este texto, enhorabuena, has sabido contener tu rabia o eres un docente bastante bueno y original. Ahora es cuando viene la parte realmente enriquecedora.

Hay mil recursos didácticos para poder incluir en una sesión formativa y salir de la rutina.

Los tan temidos “exámenes” se pueden reconvertir una sesión apasionante, llena de diversión, y que para los alumnos sea simplemente un juego hecho en clase.

Hablo de hacer un trivial sobre la temática a examinar y hacer una partida en clase. Todo esto es susceptible de convertirse en juegos tipo 50×15, pasapalabra, ahora caigo, etc… en general cualquier juego o programa de televisión que tenga una mecánica de preguntas es susceptible de convertirse en un exámen para los alumnos.

Sigamos con la línea de los juegos. ¿Conoces el risk?, ¿el monopoly? ¿hotel? Es probable que si, al menos el monopoly que es universal. A partir de ahora no los vas a mirar de la misma forma. Por ejemplo, el monopoly no es un juego, es una sesión de gamificación aplicada a emprendedores y personas que tengan que administrar empresas.

¿Un pase de modelos en un aula? Por supuesto que sí. Cualquier persona que tenga que asistir a una clase de prevención de riesgos laborales en cualquier sector que no sea de un puesto sedentario, va a preferir hacer mínimamente el ridículo o verte hacerlo a ti como docente, antes que pasar las horas escuchándonte hablar del “excitante” mundo de las leyes y normas de PRL. Con el plus de que al vivir la experiencia del pase de modelos, siempre en ambiente distendido y con buen rollo, se le va quedar grabado en la mente. ¡Voilà! Hemos conseguido nuestro objetivo como formadores, ahora tiene en su cabeza una serie de normas y prácticas que debe conocer, que de otra forma hubiera sido algo realmente complejo. Además de que una vez pasado el exámen hubiera hecho un “borrar todo”.

Aquí sólo he puesto unas pinceladas de lo que se puede hacer en una clase. Existen infinidad de posibilidades, sólo hay que perder un rato el tiempo en pensar, planificar y preparar. Pero sobretodo, tener las ganas y el convencimiento de querer dejar atrás la imagen de docente que se preparó una vez esa clase y no se ha vuelto a preocupar más. Si quieres trabajar más este área como docente, o lo quieres para tu empresa o institución. No tienes más que ponerte en contacto conmigo.

Espero a ver provocado algo en ti. Me sirve desde un “este tío está muy ido de la cabeza y eso no sirve para nada” hasta un “¡Bua! Que idea me ha dado, voy a ver como consigo meterlo en mis sesiones” Porque ese era mi objetivo docente con esta exposición. Provocar cambios.